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Domingo, 25 Septiembre 2016 12:08

Los enanos del MC y la “fuerza” rosa de Luis Ernesto Munguía

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Por Jorge Olmos Contreras

Para hacer el ridículo se pinta solo, sobre todo cuando las ideas están ausentes en su cerebro y permite que otros piensen por él para llenarlo de conceptos “joviales”, que sólo lo llevan a un escenario vacuo, en donde reina la improvisación y la ineficacia política. Sí, nos referimos al diputado federal Luis Ernesto Munguía González, quien aprovechó su primer año como legislador para rendir un “informe” que supo a un insulto a la inteligencia de los vallartenses, por no tener precisamente nada qué informar.

De nada valió que haya sido señalado como el peor diputado federal de Jalisco --pues está en el ranking 31 de 31 en el índice de desempeño legislativo, es decir, en el último vergonzoso lugar, según una medición de una prestigiada revista de análisis-- que esté en el lugar cero como participante en los debates en la Cámara de Diputados o que no tenga ni una sola iniciativa aprobada en las comisiones de turismo y deportes en las que está incluido—él quiso hacer su evento para tener sus cinco minutos de fama y, de paso lanzar el mensaje de su patrón Ramón Guerrero, en el sentido de que van con todo para quitarle la silla presidencial al actual alcalde, Arturo Dávalos Peña.

El que no quiera ver que no vea, pero el grupito del Mochilas --al que ya se le sumó abiertamente una regidora del MC que gusta jugar a las traiciones y que fue importada de los peores antros de Guadalajara—está confrontando directamente al presidente municipal para sacarlo del juego de la sucesión (reelección en este caso) en el año 2018.

El simple hecho de que el “ejército” de jóvenes –que no pasan los 50—de Luis Munguía hayan asistido a su desinforme en los Arcos del Malecón, vestidos con playeras color rosa, nos habla de que ellos (Mochilas y Luis) ya están montados en la campaña política que pretende llevar al diputado federal a la alcaldía en los próximos dos años.

DE NARANJA A COLOR ROSA

El color rosita –utilizado en las campañas contra el cáncer de mama, pero también por la comunidad lésbico gay (dicho con todo respeto)— en las camisas de los muchachos que siguen a Luis Munguía, también nos indica que en el fondo hay un mensaje político muy claro, y éste es que, si el Movimiento Ciudadano que dirige como guía moral en Jalisco Enrique Alfaro Ramírez no apoya el proyecto del ex regidor naranja, ellos se irían a buscar una candidatura independiente, o a otro partido político, que bien podría ser Morena de Andrés Manuel López Obrador.

Andan tan locos y desesperados, que en una reunión a puerta cerrada acordaron pegarle por todos lados al alcalde Arturo Dávalos Peña, acotarle los espacios y utilizar a por lo menos cinco medios de comunicación (incluidos dos que dicen ser prensa amiga del gobierno municipal) para golpear al presidente y todo lo que salga mal en su administración.

De hecho, tienen como infiltrada a una regidora que les aporta información fresca sobre lo que pasa intramuros del Palacio Municipal y en las reuniones de pre-cabildo, para que a su vez el equipo de Luis Munguía y Ramón Guerrero se encarguen de hacerla llegar a periodistas y columnistas de medios de Puerto Vallarta y Guadalajara, con el fin avieso de tronarla y que Arturo Dávalos no avance en ningún sentido.

El alcalde Arturo Dávalos debe ser frío y pensar bien lo que está pasando a su alrededor, pues las señales ahí están y son bastante claras, en el sentido de que tienen incrustados a una bola de personajes –desde directores hasta jefes y mandos medios e incluso empleados—que ya están trepados en el proyecto de Luis Munguía, y que se dedican a sacar todo tipo de información para torpedear su reelección.

NO HAY ORDEN EN LA CASA

El primero de octubre se cumple un año del gobierno de Arturo Dávalos y desgraciadamente, no se observa una mano dura para sacar del Ayuntamiento a los traidores; que van a brincar como chapulines el día que Ramón Guerrero les diga que ya es hora de quitarse la máscara y apoyar a su delfín Luis Ernesto Munguía González.

Quizás Arturo Dávalos esté concentrado al 100 en que su gobierno camine y no vea con claridad lo que está pasando, pero sus asesores políticos tienen tiempo de sobra y le están fallando. Y si hoy crecen los enanos rositas en el MC, con claras intenciones de brincarse las trancas y las reglas no escritas de la política, mañana serán otros los que se pongan otra camiseta para darle la espalda al presidente.

No vemos en el escenario político del MC en Puerto Vallarta a un personaje con la inteligencia y la dureza suficientes como para poner orden en la casa naranja.

Por el contrario, quienes deberían apostarle a la unidad y al respeto a las formas políticas, sólo se dedican a subir fotos a las redes sociales, para decir que todo está bien; pero en el fondo, todos saben que Ramón Guerrero es la mano que mece la cuna y es quien patrocina y empuja a Luis Munguía para desbancar a Arturo Dávalos.

LA FACTURA POLÍTICA QUE VIENE

Este relajamiento que se observa, tanto en la dirigencia estatal como municipal del MC, sólo le abona puntos al proyecto “rosita”, pero no al color naranja de Arturo Dávalos, es hora de que se pongan a trabajar.

Y es que, no es posible que la dirigencia nacional y estatal del MC, se hagan de la vista gorda, o aún peor, que respalden un proyecto político de un joven que sólo trata de vender a los vallartenses su imagen de “muchacho bonito”, pero que no tiene nada de capacidad para asumir un cargo tan importante como la presidencia municipal de Puerto Vallarta.

No han bastado sus antecedentes de golpeador de adolescentes, de cometer estupro con la hija adoptiva de la regidora Elisa Ramírez; ni los señalamientos y denuncias de delitos electorales en su contra (al aparecer estructuras soldadas en un taller de Obras Públicas que tenían propaganda del Mochilas y de él mismo en la casa de sus padres), el sigue engañando a un sector de la sociedad de que es una buena opción para ser candidato a la alcaldía, pero las dirigencias del MC lo están dejando y pueden pagar la factura tarde o temprano de su propia negligencia política.

Hay que decirlo una y otra vez, Luis Munguía fue un mal estudiante en el CUC; fue un regidor incompetente en el Ayuntamiento y ahora está resultando un pésimo diputado federal.

Recuerden una cosa: No todo lo que brilla es oro, ni una persona por ser “bonita” tiene la garantía de ser un buen político… y mucho menos, un buen gobernante.

 

 

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