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Jueves, 18 Febrero 2021 01:01

El doble discurso de Alfaro y la probable candidatura de Luis Munguía por Morena Destacado

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Por Jorge Olmos Contreras

Mucho se ha hablado y escrito sobre la posible candidatura de Luis Ernesto Munguía González a la alcaldía de Puerto Vallarta, pero pocos han reparado en el papel que ha jugado en estas componendas políticas el gobernador Enrique Alfaro Ramírez, quien utiliza un doble discurso para ocultar ciertas alianzas con actores de otros partidos y de esta manera permitir que algunos cuadros del MC emigren y cambien de color en aras de ser aceptados como candidatos a puestos de elección popular.

Desde luego que llama la atención el comportamiento de Alfaro, quien cambió su discurso beligerante contra el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador luego de su más reciente visita al palacio nacional donde se entrevistó con el jefe del ejecutivo federal.

El primer síntoma de que algo se alteró tras la plática que Alfaro sostuvo con López Obrador, fue que el MC se retiró de la alianza opositora en Jalisco, no quiso ir en grupo con el PAN, el PRD y el PRI y esto de alguna manera descompuso la estrategia de los cuatro partidos para hacerle frente al Movimiento de Regeneración Nacional en las elecciones de junio próximo.

Y es que la verdadera oposición que tiene Morena en Jalisco es precisamente el MC, pero el escenario ya no es el mismo tras la charla de Alfaro y López Obrador.

Quizás este sea el motivo por el que, el ahora diputado local con licencia, Luis Munguía se animó a levantar la mano y a registrarse como aspirante a la alcaldía de Puerto Vallarta por Morena.

EL APRENDIZ DE POLÍTICA

Luis Munguía está en todo su derecho de independizarse del Movimiento Ciudadano (de cuyo partido nunca fue militante) y buscar otros aires, de tejer su propio proyecto político y de armar una estructura de apoyos –algunos que ya traía de años y meses atrás y los nuevos— para lograr un objetivo, que es llegar a la silla presidencial.

El que Luis Munguía haya llegado hasta la antesala de la candidatura de Morena habla muy bien de él, porque dibuja a un joven político que, sin mucha experiencia, ya se supo mover en este ambiente tan sucio de deslealtades y traiciones como lo es el de la política.

Sin embargo, aquí lo que no cuadra y lo que no se vale es precisamente la postura del verdadero líder del MC en Jalisco, del gobernador Enrique Alfaro, quien, sin ninguna objeción, dejó que Luis Munguía se fuera del MC, en lo que se antoja un juego perverso de complicidades y de que al grupo Vallarta le están dando atole con el dedo.

No hay que olvidar que Alfaro fue el que puso todos los obstáculos para evitar que Diego Franco Jiménez –el candidato que quería para el MC el alcalde Vallarta, Arturo Dávalos Peña—fuera considerado como aspirante a la presidencia municipal. El gobernador se empeñó en descarrilar el proyecto del grupo Vallarta y lo logró, al imponerles la opción de que fuera una mujer la candidata, que finalmente recayó en la regidora Lupita Guerrero.

EL GRAN SIMULADOR

La simulación es la principal cualidad política de Enrique Alfaro, dibujado como tal por el mismísimo presidente López Obrador, por lo que no extraña que se haga de la vista gorda en cuanto al tema de Luis Munguía se refiere.

Desde luego, hay otros síntomas que indican que la complicidad de Alfaro en este contexto no es producto de la imaginación de nadie, sino que se observa en hechos tangibles, como su omisión para operar con los diputados locales del MC al momento en que Luis Munguía solicitó licencia al pleno del Congreso del Estado, ya que todos votaron a favor.

Si Luis Munguía es o era el muchacho consentido de operadores políticos naranjas de la talla de Hugo Luna y Clemente Castañeda y del mismo Alfaro, no se entiende cómo permitieron que abandonara el partido que fundó Dante Delgado.

Por si esto fuera poco, el gobernador no ha externado ninguna opinión pública sobre la desbandada de cuadros naranjas a Morena, entre los que se encuentran más de 120 empleados del gobierno de Jalisco que Luis Munguía colocó en puestos repartidos en diferentes dependencias con oficinas en el edificio de la Unidad Regional de Servicios (Unirse) del Estado y que sin duda van a seguirlo si es candidato de Morena.

Hasta el día de hoy, nadie ha exigido la renuncia al equipo de seguidores de Luis Munguía, por lo que se antoja que este juego de complicidades es operado desde casa Jalisco.

VALLARTENSE DE VALLARTA

Sin embargo, insistimos, Luis Munguía es el menos responsable de esta suciedad política. Él está en su papel, ha aprendido a hacer política y está por conseguir su sueño, que es ser candidato a la presidencia municipal de Puerto Vallarta; al fin y al cabo también es vallartense de Vallarta, de cepa y mama como dice Humberto Famanía Ortega.

Ahora bien, supongamos sin conceder, que Enrique Alfaro no es el autor de la generación de estos lodos políticos, entonces la duda estaría en si un experto en traiciones es quien está atrás de los hilos que empujaron a Luis Munguía a Morena, y este puede ser Ramón Guerrero Martínez, mejor conocido como El Mochilas, en virtud de su cercanía con el canciller de la 4T, Marcelo Ebrard, quien es su padrino.

No obstante, en la región se da como un hecho que un grupo de empresarios –entre los que destacan algunos con apellidos de mafiosos del pasado como los Rizutto—de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas son los que mueven el espíritu de Luis Munguía para hacerlo presidente municipal de esta ciudad y destino turístico.

Del lado de Bahía de Banderas los operadores son el famoso Raúl Rodrigo Pérez alias El Rorro y el empresario recolector de basura, Juan Carlos Castro Almaguer; mientras que en Puerto Vallarta un nutrido grupo de hoteleros y neo empresarios son los que representan la mano que mece la cuna de Munguía, entre los que destacan otros simuladores que siempre le han vendido espejitos a Arturo Dávalos Peña, como Fernando González Corona y David Cuevas García.

RESCATANDO AL SOLDADO NARANJA

Por cierto, en un afán de congraciarse con Arturo Dávalos, Fernando González Corona y David Cuevas le prometieron al alcalde que “rescatarían” a Luis Munguía de las garras de Morena (pues odian a todo lo que huela a López Obrador) y para ello lo llevaron al PAN con la finalidad de que lo aceptaran como candidato a la presidencia municipal, pero los azules los mandaron al diablo y hoy su candidata es Idalia González de León.

Así las cosas, solo hay que esperar el colofón de estas historias nada higiénicas de la política vallartense, mirar en retrospectiva, no perder de vista el presente y ver con serenidad el futuro, para ver con claridad quién está traicionando a quién; porque si en el pasado alguien traicionó una vez, seguro lo volverá a hacer.

Lo preocupante es ver cómo el grupo Vallarta ha sido tan pasivo antes las embestidas –políticas o no—del gobernador Enrique Alfaro, que, insistimos, les está dando atole con el dedo al jugar por dos vías y tratar de apoderarse de la presidencia y del Seapal.

Por otra parte, no debemos minimizar a Luis Munguía, quien, como señalamos antes, ha hecho camino al andar y es probable que si llega a la silla presidencial se sacuda de una vez por todas las malas influencias que representan para él, El Mochilas y Enrique Alfaro y se sume a la verdadera cuarta transformación.

Por el lado del Grupo Vallarta, no deberían estar preocupados, pues si tienen la estructura bien aceitada, nadie les quitará el triunfo el próximo domingo seis de junio, ya que el partido que tenga la mayor capacidad de movilización el día de la elección es el que seguramente ganará.

Como dijo una vez el desaparecido Manuel J. Clouthier… Contigo, sin ti o a pesar de ti…

 

 

 

 

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