El desarrollo sustentable en los destinos turísticos debe incluir aspectos como elevar la calidad de vida de sus habitantes sin descuidar el entorno a presente y futuro; según concluyeron especialistas del Centro Universitario de la Costa (CUCosta) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y de la Universidad de Quintana Roo (UQRoo) Unidad Académica Cozumel que participaron en el panel de discusión “Desarrollo sustentable regional”.
La maestra Julia Sderis Anaya Ortiz, académica de la UQRoo, explicó que el desarrollo sustentable no excluye al crecimiento económico en los destinos turísticos; sin embargo, es necesario diferenciar ambos términos y establecer su impacto real en la sociedad.
“En Quintana Roo llegan 1,100 cruceros cada año, pero ¿qué tanto se traduce en el desarrollo y crecimiento económico de los habitantes del destino? Si la gente que trabaja en ese sector no tiene beneficios económicos reales, entonces no se puede hablar de desarrollo sustentable”, explicó Anaya Ortiz.
Citó además el caso particular de Cozumel, donde pese a ser considerado uno de los destinos turísticos más importantes del País, aún persiste la discriminación laboral de género en la industria hotelera y las oportunidades de desarrollo profesional en los puestos directivos o gerenciales están determinadas con base en ciertos tipos de perfiles que excluyen a las personas que no encajan en ellos: mujeres, indígenas y homosexuales, principalmente.
Para el doctor Alfonso González Damián, profesor investigador de la UQRoo, el turismo es una actividad contradictoria desde el punto de vista del desarrollo sustentable. Destinos de playa como Cancún se han convertido en un imán para las personas que desean elevar su calidad de vida y, en menos de 40 años, registró un aumento poblacional superior a los 800 mil habitantes.
El crecimiento acelerado de los destinos turísticos conlleva múltiples contradicciones y problemas que inciden en la calidad de vida de sus habitantes, tales como precariedad del empleo, bajos salarios y exclusión social de las minorías. Ante ello, el académico se pronunció a favor de “reorientar la política pública en beneficio de la calidad de vida y una mejor distribución de los ingresos de los trabajadores del sector turístico”.
La doctora Rosa María Chávez Dagostino, profesora investigadora del CUCosta, por su parte, se pronunció a favor de no satanizar al turismo pues “toda actividad humana genera impactos positivos y negativos, directos e indirectos, sociales, económicos y naturales”.
El turismo de masas privilegia el número de visitantes que logran atraer los destinos con tal de ser incluidos en el top ten del ranking internacional, por lo que bajo ese modelo “es muy difícil hablar de desarrollo sustentable”, explicó Chávez Dagostino. “Por el contrario, el turismo de pequeña escala no depende de la cantidad sino de la calidad. Sin embargo, hay que reconocer que el turismo no es sustentable por sí mismo y no puede actuar aislado de otros sectores”.
Finalmente, el doctor Rodrigo Espinoza Sánchez, responsable del cuerpo académico Análisis Regional y Turismo del CUCosta, propuso que el gobierno ─como ente rector de la planificación de las políticas públicas─ se comprometa a ser sustentable y oriente la política turística nacional hacia el interior “y lo regional”.
“Tenemos que pensar qué tipo de sustentabilidad turística queremos, con un sentido de pertenencia hacia lo propio. Es muy difícil hablar de turismo sustentable porque es un concepto inacabado; sin embargo, hay que ponerle las condiciones y limitantes para que se pueda dar y, al mismo tiempo, colocar a la calidad de vida y la felicidad de las personas en el centro de la discusión”, concluyó.
Los docentes universitarios participaron en el panel de discusión “Desarrollo sustentable regional” que se efectuó en el Mini Auditorio 2 del Edificio de Investigación del CUCosta bajo la organización del cuerpo académico Análisis Regional y Turismo, y con la moderación del jefe del Departamento de Artes, Educación y Humanidades, doctor Edmundo Andrade Romo. ■
