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Lunes, 22 Agosto 2022 01:25

Hoteles incurren en omisiones y se lavan las manos en caso de muertes; van 5 niños que pierden la vida… El caso Meliá PV Destacado

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Por Jorge Olmos Contreras

No solo hoteles, sino también parques de diversiones ubicados en la franja turística que se forma entre Puerto Vallarta, Jalisco y Bahía de Banderas, Nayarit, incurren en omisiones dentro de sus instalaciones, descuidan a sus huéspedes y clientes y a la hora de que se registran hechos desafortunados que terminan con la muerte de una persona, los dueños y o sus representantes, solo se lavan las manos y no responden como lo indica la ley para indemnizar a los familiares de los fallecidos.

En los últimos dos años, se han registrado por lo menos cinco casos en los que, por descuidos del establecimiento comercial –llámese hotel, centro de hospedaje, balneario, parque de diversiones, tiempo compartido, etc.—han muerto menores de edad, niños que no tuvieron la oportunidad de ser salvados y que perecieron por negligencia directa o indirecta de los encargados de supervisar que todo marche bien dentro de estos inmuebles.

El caso más reciente se registró el lunes 16 de agosto en el hotel Meliá Vallarta, donde un niño de apenas cuatro años se ahogó en una de las grandes albercas del lugar, sin que nadie, ningún empleado, salvavidas o guardias de seguridad, se percataran de que el menor cayó al cuerpo de agua y comenzó a luchar por su vida.

La madre del infante, originaria de Guadalajara, estaba desconsolada cuando sacaron el cuerpecito de su todavía bebé del agua; no lo podía creer, no daba crédito a que el hotel no tuviera salvavidas vigilando todos los rincones de la alberca, pues el niño tuvo que haber hecho ruido, tanto al caer, como al comenzar a tragar agua, pero nadie se dio cuenta de lo ocurrido.

OMISOS Y PREPOTENTES

Soberbios y prepotentes como son los encargados de estos hoteles, no permitieron que ingresaran de manera rápida los paramédicos de la Dirección de Protección Civil Municipal, que ya habían sido informados de que un niño se había ahogado en el hotel Meliá. En lugar de dejar que los bomberos municipales hicieran su trabajo, dejaron en manos de una médico que trabaja para Meliá la revisión del menor, que para ese momento ya no contaba con signos vitales.

VALLARTA UNO trató de entrevistar al gerente del hotel Meliá, con la intención de cuestionarlo por este tipo de descuidos mortales, saber si la empresa pagó la indemnización de ley a la familia del niño y cuánto fue el monto pagado –toda vez que como establecimiento de hospedaje están obligados a contar con un seguro de responsabilidad civil--, pero el señor Jair Palacios respondió, a través de un tercero, que para poder conceder una entrevista periodística teníamos que solicitarla por escrito y que una vez con el documento en la mano, él tendría que mandarlo al corporativo (en España) para ver si le autorizaban.

Total, que otra vez los hoteles donde mueren personas se lavan las manos y se ignora si realmente responden a los deudos de los fallecidos a través del seguro o si la empresa aseguradora se hace la desentendida y no respeta la póliza contratada.

Y es que sabemos que la mayoría de las veces, cuando ocurre una tragedia de esta naturaleza, los hoteles y o establecimientos de prestación de servicios turísticos, simple y sencillamente se hacen “patos”, no responden; sobre todo, porque los familiares de quienes pierden la vida, están tan afligidos y preocupados, que se olvidan de reclamar o exigir el monto económico a que tienen derecho por la omisión y o en su caso negligencia, del hotel o negocio turístico.

SE LAVAN LAS MANOS

Lo peor es que si el huésped, en el caso de hoteles, y de clientes o visitantes en el caso de parques de diversiones, no presenta una denuncia ante el Ministerio Público o una demanda por reparación del daño en la vía civil, los empresarios simple y sencillamente se lavan las manos, no pagan, muchas veces en complicidad con las compañías aseguradoras.

Como olvidar la tragedia registrada en el hotel Hyatt Ziva, antes Camino Real, donde otro niño que estaba con sus padres, salió del elevador de un séptimo piso y resbaló en el pasillo para después caer por un barandal al que le faltaba una protección de cristal. La muerte del niño fue inmediata y en ese entonces, como ahora lo hace el hotel Meliá, los dueños y o sus representantes guardaron criminal silencio, nunca se supo si cubrieron alguna indemnización o si las autoridades los obligaron.

No hace mucho, en el mes de julio, se ahogó otro niño de cuatro años en el balneario de albercas conocido como “Splash Inn” (antes ya habían muerto otros dos por las mismas causas), algo que se nos hizo increíble por lo concurrido del lugar y porque en sus inicios, este sitio contaba con guardavidas y vigilantes (la mayoría de ellos mujeres jóvenes) que, con silbato en mano amonestaban a quienes violaran el reglamento de la alberca y estaban al tanto de que los menores no ingresaran a zonas profundas a menos que estuvieran bajo la supervisión o en compañía de un adulto.

Sin embargo, este fue otro angelito que no tuvo la oportunidad de que lo salvaran, murió ahogado para el horror de sus padres, que, para esos momentos, dicen, estaban en uno de los toboganes.

CLAUSURA PARCIAL

Pero bueno, en el caso del hotel Meliá, nos pusimos a investigar un poco más el tema y resulta que la Dirección de Protección Civil Municipal sí clausuró –pero de forma temporal-- la zona de bodegas del hotel y envió la sanción a Jueces Municipales, por violar, entre otros artículos, el 91 y 92 del Reglamento de Protección Civil y Gestión de Riesgos, ya que los representantes del hotel se negaron a presentar la documentación vigente en materia de Protección Civil, como lo es su Programa Interno de Protección Civil.

Los artículos 91 y 92 del Reglamento señalan precisamente el aseguramiento precautorio de bienes, muebles e inmuebles para prevenir daños físicos a las personas y la clausura temporal o definitiva, parcial o total del establecimiento.

Asimismo, de acuerdo con dicho Reglamento, las sanciones que deberán imponerse al hotel Meliá por no presentar un Programa Interno de Protección Civil y por no implementar la Unidad Interna, --que se refiere a la obligación de capacitar a su personal en materia de protección civil para atender las demandas propias en materia de prevención y atención de riesgos-- , ascienden al equivalente al valor de 100 a 500 Unidades de Medida y Actualización (UMA) vigentes, --que en estos momentos serían algo así como 48 mil 120 pesos—pero en caso de reincidencia se procedería a la clausura temporal de todo el establecimiento hotelero.

Ahora bien, vamos a seguir investigando –y esto lo haremos vía ley de transparencia ante la Secretaría Federal de Turismo—si el hotel Meliá cumple con la Norma Oficial Mexicana PROY-NOM-007-TUR-2021, que se refiere a los elementos normativos del seguro de responsabilidad civil que deben contratar los prestadores de servicios turísticos de hospedaje para la protección y seguridad de los turistas o usuarios.

LA INVESTIGACIÓN

Por igual, verificar si la compañía aseguradora contratada por el hotel pagó a los familiares del pequeño que, por desgracia, murió cuando apenas comenzaba a vivir, lo cual pudo haber sido evitado si el hotel hubiera tenido personal capacitado para vigilar en los horarios establecidos, la zona de albercas.

Y es que, si el hotel Meliá no cumplió con la NOM, aquí sí las sanciones son fuertes, además de que la suma asegurada para indemnizar a los huéspedes que sufren daños físicos o la muerte equivale a lo que resulte de multiplicar el 25% del total del número de habitaciones instaladas por establecimiento, por 790 UMAS.

Así las cosas, si tomamos como ejemplo un hotel de 100 habitaciones, le quita usted el 25 por ciento, entonces quedan 75 cuartos, que multiplicados por 790 UMAS (cuyo valor es de 96.24 pesos, es decir, 76 mil 029 pesos) nos dan un total de cinco millones 702 mil 220 pesos.

Sin embargo, sabemos por algunos abogados, que los hoteles solo pagan, y eso en ocasiones o si hay reclamo de la parte afectada, de 500 mil a 600 mil pesos, una cifra muy baja para alguien que pierde a un ser querido, sobre todo si es un niño como el del hotel Meliá, que no tuvo ninguna oportunidad.

 

 

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