Las reformas estructurales han sido aprobadas por el Congreso de la Unión, como resultado del Pacto por México. Son 11 grandes reformas. Estos dos primeros años fueron de una amplia e intensa negociación política de parte del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, cuya efectividad está por demás demostrada, porque finalmente son los resultados los que hablan por los gobernantes, más que sus discursos y buenas intenciones.
Las herramientas para el ejercicio del gobierno y pueda mover a México, como es su eslogan, se las han proporcionado los legisladores y las fuerzas políticas a las que éstas obedecen. Hay que resaltar que desde el gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari no se tenían reformas estructurales del calado que las logradas en este año.
Las reformas energéticas, educativa-laboral, de telecomunicaciones y hacendaria son las que más destacan. La energética es la macrorreforma y en teoría puede ser la palanca que transforme a México, como es la promesa de este gobierno priista. Nuestro país, durante los últimos 25 años, ha registrado un crecimiento mediocre, con un promedio que no supera el 2 por ciento anual. Esa falta de vigor en la economía lo mismo lo han mostrado los gobiernos del PRI como los del PAN.
México, para poder ganarle a la pobreza y a la marginación requiere crecer a tasas del 5 y 6 por ciento, que nos permita cada año generar más de un millón de empleos.
¿UN PEÑA DURO?
¿Qué debemos y podemos esperar del gobierno de Peña Nieto en los próximos cuatro años que le restan a su sexenio? ¿Hacia dónde se encamina México? ¿Qué tipo de gobierno tendremos? ¿Seguirá un presidente negociador, atento a las propuestas y exigencias de las fuerzas políticas o tendremos a alguien distinto que nos ha gobernado durante este primer tercio con cara dura?
Hay quienes están convencidos que este segundo tercio que está por iniciar será un relanzamiento del gobierno peñista. Vamos a ver de ahora en adelante a un presidente en campaña que va por todo en la elección intermedia y que creemos que no tendrá mayores problemas para tener mayoría en San Lázaro.
LA CONFRONTACIÓN EN SONORA
Buena oportunidad para ver el cambio de actitud lo tenemos en la confrontación que se registra entre el gobierno de Sonora que encabeza el panista Guillermo Padrés y el federal, por las posiciones encontradas respecto a la contaminación que ocasionó el derrame de 40 mil metros cúbicos de material tóxico sobre el Río Sonora por la empresa minera Buena Vista de Cananea, toda vez que por un lado la autoridad local pretende proteger al Grupo México, mientras que el federal tiene otra posición.
La decisión del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, de cancelar la reunión con el gobernador sonorense el pasado jueves, como estaba programada, por considerar que no existían las condiciones de diálogo, es una clara señal que la visión de Los Pinos ha cambiado, porque una respuesta de este corte de cerrazón al diálogo, impensable en los tiempos de la discusión y negociación de las reformas.
¿Podemos interpretar entonces que se verá la cara y el puño duro del gobierno de Enrique Peña Nieto? Esta apreciación no deja de ser subjetiva, pero hay elementos que indican que hacia allá nos encaminamos. Hay tres personajes del gabinete de Peña Nieto que a la hora de los apretones saben endurecer el puño. Uno de ellos es el titular de la Secretaría de Hacienda, Luis Videgaray, considerado el artífice de las reformas, y el segundo es el titular de la Segob, Miguel Ángel Osorio Chong, y no se diga del procurador general de la República, Jesús Murillo Karam.
Guillermo Padrés desconoció a los delegados y funcionarios federales relacionados con el medio ambiente y que atienden el problema de contaminación provocado por la minera. La primera reacción del gobierno federal a través de la televisión fue exhibir el rancho ganadero de la familia del gobernador sonorense y la presa que construyó en donde tenía almacenados más de 4 millones de metros cúbicos de agua.
El otro ejemplo es el destino del periodista y comunicador Pedro Ferriz de Con, quien durante la campaña de Peña Nieto a la presidencia se dedicó a criticarlo, tono al que no le bajó cuando éste asumió la presidencia. Extrañamente se divulga en forma escandalosa la vida privada o doble vida que tenía este periodista radiofónico y que terminó con su salida del Grupo Imagen.
Estos son dos ejemplos del talante y estilo que podría distinguir a esta nueva clase gobernante, que ha ofrecido hacer un gran movimiento de México.
¿Veremos de ahora en adelante a un gobierno duro, rudo, que no tolerará críticas y que atropellará a quien se le confronte? Tengamos claro que una cosa es un gobierno de firmeza y otra muy distinta es un gobierno de rudeza.
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