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Miércoles, 12 Febrero 2014 01:46

Cero y van tres, Jaime Ruvalcaba, otro chapulín azul-naranja

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

Jaime Ruvalcaba Jiménez adquiría niveles como para erigirse en una figura mítica del panismo vallartense. Todavía hasta el primero de diciembre pasado fungió como árbitro del proceso interno de renovación de la dirigencia local, responsabilidad suya en los tres últimos lustros. En su abultada foja curricular partidaria, destaca inclusive un interinato al frente del Comité Directivo Municipal.

 

Por lo anterior, pero sobre todo luego de respaldar decididamente el procedimiento de impugnación a iniciativa de Ricardo Ponce Ibarría, nadie pensó que él pudiera ser una de las figuras del Partido Acción Nacional reclutadas por el gobernante Movimiento Ciudadano.

Bueno, quizá resulte impreciso sostener lo anterior. Jaime Ruvalcaba no ha sido reclutado por el MC. En realidad solo es un panista más empleado por la administración municipal, cuyo color naranja, el color oficial del MC, son los hegemónicos.

Sí, Jaime Ruvalcaba Jiménez, el réferi del PAN en sus procesos internos, un militante que solía presumir de una inquebrantable fe panista es ahora un comprometido funcionario municipal. Está asignado al área de Desarrollo Social, donde despacha el también de origen panista, Arturo Dávalos Peña.

El nuevo panista enmochilado, se instaló en Puerto Vallarta con la bendición de Francisco Ramírez Acuña, cuando éste fue gobernador. Siempre se presentó como el panista vallartense más cercano a Ramírez Acuña. Pero esa supuesta relación apenas le sirvió para recibir el nombramiento de administrador de las chatarras del Sistecozome el trienio del chino Paco.

Jaime Ruvalcaba decía ser uno de esos panistas puros, de los llamados panistas doctrinarios, de casta. También se vendía como un gran operador político, aunque en honor a la verdad nunca dio muestras de efectividad y en cuanto proceso se involucraba, los resultados eran desastrosos para su candidato o su partido. Para la militancia, su valor único y real era ser cuate incondicional de Ramírez Acuña. Fue él quien orquestó aquellos embates en contra del doctor Rafael Ruiz Vallejo para quitarlo de la presidencia del CDM y asumir luego él la dirigencia. Ruiz Vallejo (qepd) finalmente demostró legalmente tener la razón pero se le negó su reinstalación al frente del partido porque ya había concluido su periodo.

Quizá su gran momento fue en los primeros meses del gobierno de Felipe Calderón. Su amigo Paco despachaba en Bucareli al frente de la Secretaria de Gobernación y lo propuso para asumir la titularidad de la Administración Portuaria Integral. Ya se sentía amo y señor de la API e inclusive, una noche se fue a festejar en la residencia del abogado Francisco Vallejo Corona. Al siguiente día el nombramiento se le cayó. Sus amigos creen que por andar de boca suelta y festejar por adelantado.

El PAN tenía en Ruvalcaba Jiménez una pieza siempre dispuesta a sacrificarse. Le gustaba hacerla de árbitro pero también representar al partido ante el Instituto Federal Electoral. Siempre presidió las comisiones electorales internas. Mientras el PAN estaba en el poder se las ingeniaba para estar en las nóminas públicas.

Pero el pasado sábado ya no se presentó en la asamblea municipal donde se insacularon delegados para las convenciones estatal y nacional del PAN. Lo extrañaron, pues Ruvalcaba era un infaltable a ese tipo de eventos. Alguna vez inclusive contendió para ser consejero estatal, elección que por cierto perdió. En esa ocasión dijo ser un fiel panista, que iba a todas las asambleas y convenciones y dio números exactos de sus asistencias; “de todas tengo mis gafetes” subrayó. Nadie sabe del por qué de su inasistencia el sábado. Pero hay conjeturas, y los malpensados creen que para ese día ya había dado el “sí” a su compromiso de aceptar la chamba en la administración municipal.

Lo que hemos podido confirmar, de voz de funcionarios municipales de primer nivel, es de la existencia de un compromiso de Jaime Ruvalcaba con el presidente municipal Ramón Guerrero Martínez. Ignoramos mayores detalles. No sabemos en qué momento se pactó el compromiso. Lo que nos dicen es que el presidente es hombre de palabra -frase de un funcionario- y le ha cumplido a Pina Ibarría, a Ricardo Ponce y ahora a Jaime Ruvalcaba.

No estamos en condiciones de asegurar que lo de Jaime es un compromiso contraído en el proceso de renovación de la dirigencia. No nos lo dijeron como tal, aunque es una probabilidad. Si es así, el pecado de Jaime es de enormes proporciones. Se trata de un panista que presumía dar todo por el PAN, no de un panista del montón. Fue el quien impulsó la idea de quitar de la galería de los presidentes del partido la foto de Candelaria Villanueva Sánchez. ¿El motivo? Que Candelaria había traicionado al PAN. Hasta ayer la foto de Jaime colgaba en el muro de las galerías. Pero, si se descolgó la foto de Candelaria, también deberá desaparecer la de Jaime y abrir otro vacío. ¿Por qué? Por razones iguales, porque, ambos ejemplos deben medirse con el mismo rasero. Si Candelaria Villanueva traicionó al PAN al aceptar ser regidora por otro partido, el arquitecto lo es al aceptar trabajar en un gobierno de un partido distinto al suyo. Ahora los dos son compañeros en el gobierno municipal, que se supone es del MC pero en donde abundan panistas y ex panistas.

A nosotros nos resulta mucho acusar a unos u otros de traidores. En todo caso será más menos escandaloso colocar a quienes emigraron del PAN al MC, a quienes siendo militantes del PAN, prestan sus servicios a otros partidos, en una galería de ciudadanos que se despojan de sus escrúpulos y vestiduras para aceptar la invitación a unirse al trabajo por el pueblo. Y punto. Es el ideal. Pero ocurren casos dignos de cuestionar, por sus orígenes en sus acciones y discursos, funciones y principios doctrinarios, que dijeron poseer. Visto está que no hay valores partidarios que se antepongan a la nómina pública.

Entonces, Jaime Ruvalcaba Jiménez es otro panista enmochilado. Es fruto de un compromiso pactado quien sabe cuándo, con el presidente municipal, Ramón Guerrero. Si el partido lo quiere sancionar, hay elementos porque, al menos hasta ayer, él como Néstor Tello no habían presentado solicitud al Comité para trabajar en un gobierno emanado de otro partido político.

 

REVOLCADERO

 

Hemos podido confirmar algo de información el caso de Héctor Gallegos de Santiago. Las pláticas están tan adelantadas que si no fue ayer, puede ser hoy, cuando se reinstale en la administración municipal. Por coincidencia lo saludamos en un lugar público, le preguntamos y nos dijo que no era cierto su retorno al gobierno municipal. Nos confirmó la tener la invitación para asumir diversas tareas y la que mas le agrada es ser suboficial administrativo. Eso era precisamente lo que nos habían dicho, que desde el martes despacharía al lado de Ignacio Guzmán García en la Oficialía Mayor de Administración. Sin embargo, en las primeras horas de la tarde, Gallegos iba de un lado otro platicando con los ex empleados instalados en plantón en la plaza de armas. Es decir, ya hacia las veces de brazo derecho de Nacho Guzmán y operaba con empleados despedidos. ****** Lo último del telenovelón de los panistas. Ricardo Ponce Ibarría dice a su regreso del Distrito Federal, que en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN quedó constancia de la existencia de los tres votos fantasmas. Es la lucha por el control del partido. La decisión está en una mesa de la capital del país y si no se declara vencedor ni vencido, se anula y se repite la elección. Según el Ricky Ponce, su adversaria, doña Olivia comentó que Cristina Uribe le dijo que tres personas no habían votado, que los llamaron y no acudieron. Esos tres votos fueron la diferencia y metió al partido en un callejón sin salida. Que el dato se cruzó con el libro de registros y que en efecto, esas tres personas no votaron. Y que esos tres votos nunca metidos en las urnas, eran del Ricky, y para convencer al CEN, se llevó testimonios de los aludidos en donde declaran que iban a votar por Ponce. Caray, esto del PAN, promete ponerse interesante. Es más ojalá y, no que se anule la elección, que se declare ganador y nuevo presidente del CDM del PAN al Ricky Ponce. Sería interesante ver cómo se mueven los hilos desde el gobierno mochilista, ver al Ricky de la mano de Jaime Castillo, de Santiago Centeno, de Gustavo Fong. Total.***** Y pues que no, que Paco Sánchez Peña no da su mano a torcer y que asistió a la ceremonia del PRI por atención a la invitación personal del nuevo dirigente Gustavo González Villaseñor. Que, como le dijo a Abel Chávez Galván, no está en su diccionario la palabra negociar y declinar y que irá hasta el final en la búsqueda de la candidatura a la alcaldía. Se atraviese quien se atraviese. Que si no, ya lo veremos hacia donde apuntan sus pasos.

 




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