Una bomba podría estallarle de un momento a otro al alcalde Rafael Cervantes Padilla, si Doña María del Refugio Gómez llega a “conectarlo” con una chica que trae de cabeza a todo el mundo varonil del ayuntamiento, una tal Susy Yerena que lo mismo agarra entrenadores que guaruras municipales, y uno que otro diputado del ¡¡¡PAN!!!... ¡qué horror!... Y decimos que podría haber conexión por la denuncia anónima de una instructora de zumba, que nos hizo llegar algunas conversaciones escabrosas que obtuvo de la computadora de la buenaza de Susy, algunas que ponen la carne de gallina… por la emoción…

Tenía alrededor de 10 meses viviendo en una residencia del fraccionamiento Fluvial Vallarta, era un vecino callado, con nadie se metía, pero la dueña de la casa que le rentó el inmueble, comenzó a sospechar de él porque cuando llegaba a cobrarle la renta, apenas abría la puerta y dejaba entre ver una intimidante pistola. “Luego le pago”, le decía a la casera y cerraba con pasador. No tardó mucho para que las autoridades lo ubicaran, aunque el día en que iban por él se le escapó al “comandante Jaguar”, como se le conoce al subdirector operativo de la policía…

Si alguien está feliz en Bahía de Banderas por la liberación del capo Rafael Caro Quintero, este es el empresario Adrián Guerra Padilla, quien se presume es el prestanombres del otrora poderoso narcotraficante y quien se ha beneficiado con la venta de extensas áreas de terrenos que el narco había comprado cuando era el jefe de jefes y donde ahora se asientan varios fraccionamientos clase medieros y otros de interés social, sin contar la casona y las 140 hectáreas que todavía son de Caro en San José y Valle de Banderas.